Existe un depósito de agua, subterráneo en sus dos terceras partes, que recogía el agua de la lluvia. Por ello se le conoce como Aljibe de la Lluvia y se encuentra en la carretera del Parque de Invierno. Este aljibe formaba parte el extenso sistema de abastecimiento hídrico de la Alhambra. Sobre todo de los palacios altos, esto es: Castillo de Santa Elena o Silla del Moro, Dar al Arusa, Alberca Rota, Pozos Este y Oeste, Albercón del Negro y Palacio de los Alixares.
Un aljibe para el agua de la montaña
El ingenio está situado a una gran altura, 930 metros sobre el nivel del mar. Se acumula en su techo la lluvia a través de un orificio central, siguiendo el sistema del ‘compluvium’ ideado por los romanos. Poseía dos entradas laterales de conducción de agua que fueron sustituidas con el tiempo por una central más moderna.
El Aljibe de la Lluvia es otro de los admirables inventos nazaríes para aprovechar el agua. En este caso de la lluvia de la montaña, con que es agraciada la tierra granadina.
Caminando hacia el Llano de la Perdiz, llama la atención una puerta metálica de acceso en medio del paisaje. Exteriormente, se pueden observar sobre un rellano del camino sus bóvedas superiores y un estanque que le sirve de aliviadero. El aljibe, construido con ladrillo y argamasa, tiene una planta cuadrada con casi ocho metros de lado. Las tres bóvedas de cañón apuntado permitieron, ejerciendo de contrafuertes, la construcción de un gran espacio central embovedado.
Dibujado por el viajero Georgius Hoefnagle en 1575 para su obra ‘Civitatis Orbis Terrarum‘, el depósito fue redescubierto en el siglo XIX. Se encontraba en un buen estado de conservación y cumpliendo aún su función original. El Aljibe de la Lluvia sigue siendo útil a la ciudad. Actualmente es utilizado como reserva adicional de agua en casos como los dos incendios que han sido apagados en la zona gracias a su agua caída del cielo.