Casa de Castril - Granada

Carrera del Darro. Una calle de leyendas

 

Una calle de Leyendas

Pasear por la que dicen es la calle más bella del mundo puede resultar una experiencia inolvidable. Hablo de la Carrera del Darro, una de la más antiguas de Granada, con una gran importancia histórica y muchas leyendas.

Lugar de la nobleza musulmana y cristiana

Una vez pasamos Plaza Nueva, nos encontramos con una calle estrecha donde el murmullo del río a nuestra derecha nos va acompañando mientras disfrutamos de los edificios, la mayoría renacentistas que allí se encuentran ubicados. Hay que remontarse casi hasta el s.XII, incluso antes, en la época Zirí, pues este barrio fue uno de los elegidos por la nobleza musulmana para construir sus palacetes y residencias debido a la magnífica situación que gozaba pues, al estar situada en la vertiente sur de la colina del Albaicín podían disfrutar de horas de sol y de la refrescante brisa del río Darro.

Fue a partir de 1492 cuando estos nobles venden sus propiedades y se exilian, pero ese halo aristocrático que gozaba el barrio sigue presente, por lo que la nueva nobleza castellana que se establece allí va dándole al barrio un nuevo estilo palaciego y nobiliario.

Puedes ir admirando Iglesias, conventos, cármenes y palacetes a lo largo del paseo. Cada uno de ellos guarda un retazo de historia y alguno algo más, pues si hay algo de lo que podemos disfrutar en Granada es de múltiples leyendas e historias que esconden, no sólo los muros de sus antiguas casas, sino sus calles y plazas.

Y es aquí en la Carrera del Darro, en la zona del antiguo barrio de Ajsaris donde nos topamos con una joya del Renacimiento, la Casa de Castril, actualmente Museo Arqueológico de Granada.

Los terrenos donde se asienta la casa (y muchas más propiedades de este barrio), se lo cedieron los Reyes Católicos a su secretario Hernando de Zafra por sus negociación e intermediación en la rendición de Granada. Pero es su nieto el que manda construir la Casa de Castril. Con una portada de estilo plateresco en ella encontramos un amplio repertorio figurativo, muy característico de este estilo. Pero sin duda lo que verdaderamente llama la atención es un balcón ciego sobre el cual reza lo siguiente: “Esperando la del cielo”.

Amor y Tragedia: Pilares básicos para una historia inmortal

Mi curiosidad no se hizo esperar y empecé a preguntar e investigar sobre esta frase sobre la que hay una preciosa y triste leyenda.

Cuentan que viviendo Hernando de Zafra y su hija Elvira en esta casa, ella se enamoró de Alfonso de Quintanilla. Ambas familias eran rivales y los amantes tenían que verse en secreto. (¿Dónde hemos leído eso antes? Si en vez de granadinos hubiesen sido de Verona, Shakespeare hubiese escrito sobre ellos 😉). Un día y en ausencia de D. Hernando, quedan en la habitación de Elvira con tan mala suerte que su padre adelanta la llegada a casa. Luisillo un paje de Elvira que lo ve, corre a la habitación a avisar a la pareja. Alfonso como puede logra escaparse, pero cuando el padre entra en el dormitorio se encuentra medio desnuda a Elvira y al paje.

Hernando de Zafra creyendo ultrajada su honra por un sirviente, lo manda ahorcar. Luisillo, sabiéndose inocente, ruega e implora justicia, pero no le cree y lo cuelga desde el balcón tapiado diciendo: “Colgado quedarás, esperándola del cielo” Así manda esculpirla en el balcón a modo de aviso (Esperando la del cielo), para que nadie osara pretender a Elvira.

Cuenta también la leyenda, que la encierra en su cuarto y ella desesperada por su encierro ingiere un veneno y muere.

Dicen que dentro de la casa se aparece una dama vestida de blanco con ropajes medievales que se pasea por el palacio llorando, y lo que se siente es una extraña paz y tranquilidad.

Vivir la experiencia

Esta es una de las leyendas que se narran en esta bella ciudad. Muchas más tenemos para contaros. Acompáñanos en algunas de nuestras visitas guiadas, te sorprenderá las maravillas que tiene Granada, y lo que es mejor, cuando después de una experiencia Balea, vuelves a pasar por esos mismos sitios, todo lo ves de forma diferente. Ya eres cómplice de todos esos lugares, ya perteneces a ellos.

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