En Granada hay más de una Alhambra

 

EN GRANADA HAY MÁS DE UNA ALHAMBRA

Hay cosas que son intrínsecas a una ciudad y la identifican creando un binomio  que nos hace asociar ideas. Eso ocurre, por ejemplo, con la cerveza; el Alcázar y Jaén, y  la Estrella de Levante y Murcia. En Granada, nuestra Granada, la cerveza es La Alhambra.

Cuando te tomas una cañita en Granada, debes saber que además de la tapa, esa cañita lleva casi cien años de historia detrás.

HISTORIA DE LA ALHAMBRA «FRESQUITA»

En España no era lo habitual el beber cerveza tal y como lo entendemos ahora. La forma de consumirla fresquita no existió hasta que a mediados del siglo XIX se empezó a fabricar el hielo, y con ello las neveras (no confundir con frigorífico). Un grupo de amigos, casi pioneros en España, montó una fábrica de cerveza en la calle Jardines con muy poca capacidad de producción. Esa fábrica se llamó Cervezas Alhambra, y la aventura empresarial, por llamarlo de alguna forma, tuvo muy poco recorrido (duró lo que un quinto fresquito en verano).

Años más tarde, en 1925, viendo el grado de aceptación que estaba tomando la cerveza en la sociedad, el francés Carlos Bouvard Dürr y el vasco Antonio Knörr y Ortiz de Urbina decidieron montar fábricas de cerveza a lo largo de la geografía española: Estrella de Levante en Murcia, Turia en Valencia, Estrella de África en Ceuta, etc… En Granada inicialmente iba a ser Cervezas Granada, pero al comprobar que la marca Cervezas Alhambra estaba libre al no haber renovado la licencia sus antiguos propietarios, la registraron.

 

CREANDO LA EMPRESA

Para ubicar la fábrica buscaron un terreno a las afueras con disponibilidad de agua. El lugar elegido fue el solar del Mercado de Cerdos que estaba situado en la subida del Camino del Fargue. La parcela de más de  16 mil metros cuadrados estaba regada por un ramal de la Acequia Aynadamar (justo lo que buscaban). Además, por aquel entonces, se rumoreaba que la Universidad de Granada había comprado por allí unos terrenos para construir un hospital y la Facultad de Medicina.

La empresa fue creciendo hasta que, en los años 50, la maquinaria y los procesos productivos se quedaron obsoletos. La muerte de uno de los cofundadores y la necesidad de inversiones hizo que Cervezas Damm se hiciera con un paquete importante de sus acciones. Se acometió una gran reforma y la fábrica situada en la esquina de la cuesta de la carretera de Murcia, junto a la antigua Facultad de Medicina, se modernizó.

Cervezas Alhambra se convirtió en seña identitaria de Granada y, aunque fuera de la provincia apenas era conocida,  afrontó los años 60 con un nuevo brío, viviendo su época de esplendor desde entonces a finales de los 70’. Recuerdo que en aquellos tiempos era frecuente que, si al entrar a un bar veíamos que el grifo de la cerveza no era de Alhambra, nos dábamos la vuelta y buscábamos otro establecimiento.

 

MOMENTOS DIFÍCILES EN LOS 80′

Ese esplendor al que me refería anteriormente,  hizo que otras empresas del sector pusieran la mirada en Cervezas Alhambra; Cruzcampo entró en el accionariado a la par que Damm se iba retirando.

A comienzos de los 80’ el consumo de cerveza y las ventas de Alhambra empezaron a dar muestras de flaqueza y, algo que es endémico a nuestro sistema productivo, la plantilla de la empresa había envejecido (y no era el único problema). Cervezas Alhambra estaba a punto de morir de éxito. Tenía dos temporadas muy diferentes: la de invierno y la de verano. La producción de invierno se ajustaba a la capacidad de producción de  fábrica, pero en verano la demanda de cerveza era muy superior a la que era capaz de producir, por lo que o bien se hacía cerveza en invierno y se acopiaba hasta el verano (con el consiguiente problema de espacio, almacenaje y logística que generaría) o la cerveza se producía en verano sin respetar los tiempos necesarios para su correcta fabricación.

El futuro de Cervezas Alhambra volvía a estar al fijo de la navaja, hasta el punto que, tras años de litigios y conflictos laborales, en 1995 Cruzcampo y Damm abandonaron la gestión de la empresa dejándola en suspensión de pagos. Ante la necesidad acuciante de dinero y tras haberse interesado varios empresarios en los terrenos que ocupa la fábrica, un grupo inversor (Penta), se hizo con Cervezas Alhambra por un 10% de su valor.

Todo parecía indicar que otra marca local desaparecía, el lugar donde  estaba ubicada la fábrica se convertiría en viviendas y “nuestra” Cervezas Alhambra acabaría siendo devorada por la especulación.

 

¿SUERTE O PROFESIONALIDAD?

Pero hete ahí que, por un golpe de suerte o un guiño del destino (también podemos pensar que querían demostrar que sabían hacer otras cervezas), y tras mucho tiempo y mucho trabajo por parte del Maestro Cervecero y su equipo, decidieron sacar al mercado, no sé si a título póstumo, un nuevo tipo de cerveza.

No era la primera vez que ponían en el mercado “series limitadas” de cervezas de más graduación y tampoco esperaban mucho del nuevo producto. Lo llamaron Alhambra 1925 y lo envasaron en botellas de vidrio verde, sin etiqueta pero con las letras y números en relieve,  imitando las primeras que se pusieron a la venta con la única diferencia que las actuales eran de 33 cl. Sus 6,40%  de alcohol, el punto amargo medio ácido y el sabor a lúpulo, hicieron que esa remesa desapareciera de las estanterías de los comercios y establecimientos hosteleros en un santiamén.

Tal fue la sorpresa que se llevaron con tanta aceptación, que tuvieron que sacar un anuncio de prensa comunicando la incidencia y, por supuesto, fabricando más cerveza para atender la demanda.

No faltó quien pensó que era una estrategia de marketing para promocionar un producto nuevo, pero no.  Esa cerveza gustó, primero en Granada y más adelante en el resto de mercados donde la iban introduciendo. De repente, una empresa que estaba al borde de la quiebra no sólo resurge, si no que, abanderada por la mencionada 1925 y la Alhambra Especial, empezó a expandirse y diversificar convirtiéndose en unos pocos años en un pastelito para inversores.

 

UNA EMPRESA CASI CENTENARIA

Afortunadamente para los amantes de la cerveza Alhambra y los granadinos en general, el grupo inversor que se quedó con la empresa fue Mahou San Miguel en 2007. Esta decidió mantener y apostar por  la marca, cuando lo que se preveía es que se quedara con la cuota de mercado. Potenció  las líneas de producción y la distribución, y, abriendo nuevos mercados, puso a Cervezas Alhambra en la lucha a nivel nacional por hacerse un  hueco.

Actualmente fabrican varios tipos de cerveza (alguna sin alcohol) y se han sumado a la moda de elaborar cervezas con diferentes cereales. Envasan, además de barril, en los formatos tradicionales del mercado español (quinto, tercio, litro) y dos tipos de materiales (vidrio y lata).  Aun así, la Alhambra 1925 (“milnoh”, 25 o verde, por cualquiera de esos nombres puedes pedirla en Granada) sigue siendo el buque insignia de la marca.

Pocas empresas granadinas pueden presumir de llevar casi 100 años funcionando ininterrumpidamente. Cervezas Alhambra  presume, además, de mantener algunos procesos artesanales  a pesar de la mecanización de los más de 300 mil hectolitros de cerveza que produce al año.

Así que desde aquí celebramos ese casi centenario ¡Una «milnoh» fresquita, por favor!

 

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